Caminar por el centro y mirar a lo alto es materia obligada para disfrutar de todo lo que la ciudad tiene para brindar. Su esplendor tuvo sus inicios entre finales del siglo XIX y principios del XX. Estas joyas arquitectónicas no sólo marcaban las esquinas, sino que también simbolizaban el progreso de la élite rosarina. La mayoría fueron pensadas por arquitectos o ingenieros formados en Buenos Aires o en el exterior, ya que en aquella época no existía la escuela de arquitectura local. Muchas de ellas se ubican en el corazón del área central, principalmente en las esquinas a lo largo de calle Córdoba, donde se encuentra la tradicional peatonal. También se ubican en diferentes puntos de nuestra urbe.
Las cúpulas son estructuras semi esféricas, huecas que fueron concebidas para cubrir espacios de planta circular, cuadrada, poligonal o elíptica. Se caracterizan por utilizar elementos decorativos de influencia española, italiana y francesa, permitiendo una gran diversidad de formas y diseños. Cuando fueron diseñadas, Rosario era una ciudad de baja altura, por eso se convertían en puntos de referencia visibles a gran distancia. Su función y su impacto estético las convirtieron en elementos distinguibles del paisaje urbano. Las cúpulas contienen grandes historias, son testigos silenciosas de épocas pasadas y se erigen como guardianas de la identidad cultural de la ciudad. Se trata de edificios protegidos, que en la mayoría de los casos han sido declarados patrimonio histórico de la ciudad.